casi con dolor
gimió agitado
cuando ojal por ojal
se abrió la mugrosa blusa de cinco meses
cuando se descubrió la textualidad de su piel
tronaron santuarios de monjas rezando misericordias
y las niñas corrieron buscando sombrillas
expulsado de la fortificación amorosa
ahogado en las ganas de la piel impresa en mariposas
se desasió (o lo deshicieron) del rememorado tatuaje de besos
ahogó su barbilla en espumas rectoras
en santas tabernas siniestras
uncidas con reliquias de Lorca, de Velarde
y de la mucama de Borges
los ojos perdidos van y vienen
recordando cosas que ni al caso
como la escultura fálica de un coño desfigurado
o la oscuridad sagaz de aquel cuarto perfumado
oró en silencio por la hermandad de su piel
por la fraternidad amainada de sus salivas
ante el desparramamiento de los trazos en carne
y de los aullidos de los lobos enjaulados
las pieles textuales que dibujan lagartos
palomares y templos
cumplieron sus votos casi budistas
y la prenda asquerosa se abrió
justo antes de que los epitafios llenaran el cementerio
precoces conquistadores del paraíso bendito
no dejaron que las mieles de la creación
durmieran esa noche
atraídos por el tamborileo de la pata de cabra
el ditirambo maldito
anunciaba el éxtasis de la parte oscura
y proclamaba la síntesis de sus pieles de voces
enajenados por la palabra
(¿no eran ellos palabras?)
se curaron con versos
cuando los caligramas los atravesaban
tatuándoles míticas andanzas
impuesta al fin la doctrina erótica
entendieron que es mejor trazar y no decir
dibujar que pedir
tener instantes en lugar de flores
tener siempres y no mañanas
salieron al jardín
a contemplar su creación
y misericordes por el escándalo
callaron por los siguientes
insufribles y sensualísimos cinco meses