aquí tienen al triste más triste
el que hasta la angustia no ha encontrado rival
corto de piernas y de pláticas
pobre de sombras y bruces
pasa por musgo en el asfalto
si se le cruza
un banco como hamaca
se postra como Simeón Esilita
para hacer unas cuantas desaparecidas
al fino escape de la cripta desterramental
desde lo alto observa cómo se desperdigan
los melancólicos muslos del alba
y cómo se van los tormentos de las bocas alfajoras
de las mujeres hormiga
de las sensuales chicas anclas
de las cratéricas damas húmedas del lugar
sólo la mujer resorte podrá
con sus histéricos largos zumbidos
(heréticos zumbidos proféticos)
sacarlo de su climático encierro
para entristecerlo
consagradamente
en su frigorífico lecho de hierro
con sábanas de cristal